Con su canto traza el surco en donde caerán hondas las palabras para reverdecer en musicales latidos.
Una estela de notas le seguirá el rastro en el aire sonoro del
alba para volar junto a sus canciones. Héctor Esteban País, toma
su destino de cantor y se lo echa al hombro para caminar una tierra
preñada de secretos. Autor y compositor prolifero en los variados
ritmos de nuestro folklore, con la poesía a flor de piel para contar
historias que hacen del paisaje, del amor, de la lucha, nuestra
identidad. Un nuevo disco “De buena madera” donde milongas,
huella, triunfo, zamba, gato, tonada, huayno así lo testimonian.
Esto nos cuenta:
-Héctor, te presento como cantor, autor, compositor o difusor…
-Ese es el orden en que he construido mi trayectoria. Una vocación que
nace en la niñez, en mi ciudad natal Tres Arroyos en la provincia de
Buenos Aires. A los 10 años la primera guitarra, a los 11 mi primer concurso.
Así intercalaba estudio con canto, hice la primaria escolar y la primaria como cantor. A los 15 años
hago mi partida con la familia a Mar del Plata, lugar fundamental en mi vida. En esa ciudad encontré las piedras
basales de mi vida. Allí debuté cantando en “La casa del folklore” donde también conocí a mi compañera
Alicia, oriunda de Otamendi con quien comencé una relación que terminaría en casamiento y de la mano
de Víctor Abel Giménez hice un el secundario acelerado del canto. Ya había decidido ser cantor.
-Contanos del Vasco, ¿Cómo se da esa relación?
-Víctor Abel Giménez, el” Vasco” para todos, me recibió con apenas 15 años, en la radio. Él era el difusor
mas importante de Mar del Plata, con tres programas semanales y uno “Peñas de Peñas “que se hacia en LU
6 Radio Atlántica por donde desfilaban las grandes figuras del folklore. Sabiamente aconsejó a mi padre que
debía estudiar, recomendándole a un gran músico riojano que estaba viviendo en Mar del Plata en ese
momento se llamaba Ángel Asís, quien en unos meses me enseñó música, guitarra y me ayudó con los ritmos
sureros, huella, milonga, cifra, para presentarme en un Concurso “Buscando la voz del Sur” que se hiciera
en Sierra de los Padres.
-¿Lo ganaste?
-Con apenas 16 años competí con un cantor más grande que yo. En la final hizo una milonga jocosa y yo
canté “Tambo” cifra de Luis Domingo Berho. Y gané, eso me permitió integrar el elenco estable de la Radio
y la Televisión Canal 10 y pasar a ser un protegido del “Vasco”. Con él compartí peñas, jineteadas, canté a
la par de Alberto Merlo, Roberto Cambaré, Carlos López Terra, al Payador “Pachequito”, aprendí a cantar
milongas y a que me las florearan. Cosa que no se estila en este momento. Aclaremos que el floreo es una
décima que alguien le dedica al que está cantando, uno que lo hacía muy bien, “Roderico Sombra”, gente
muy valiosa del decir criollo. Un verdadero honor. Bien decir que en apenas tres años de vivir en Mar del
Plata, ciudad muy rica en tradiciones aunque lo que mas se conozca sean sus playas y su encanto turístico.
¿Esa decisión te impidió seguir una carrera?
-No hice la secundaria, pues la música era mi pasión y allí en dos
años aprobé algunas materias compartiendo con grandes cantores,
poetas, músicos. Esos acontecimientos me prepararon para decidir
mi viaje y a los 17 años y anotarme en la “Universidad del canto”, el
sueño de todo artista: la Capital Federal. Desde entonces estudié
canto, escuché durante mágicas madrugadas a los mejores y tuve
una gran continuidad de actuaciones y de posibilidades que me tocaron
vivir
-¿Seguiste mucho tiempo la relación con el Vasco?
-Con el “Vasco” Giménez siguió la relación. Ya radicado en Buenos
Aires, recibía sus cartas y con el tiempo me animé a pedirle unas
letras. De esa manera musicalicé una Zamba y una Huella de su
autoría, un gran poeta Surero, autor de innumerables canciones que
le cantaron los más grandes, por ejemplo “Cosas que pasan” poema
que grabara José Larralde. Ya cuando él estaba retirándose de la actividad
le pedí que le escribiera una canción a Mar del Plata, y me dijo
que ya no tenía más ganas, pero mi insistencia lo convenció y así nació “Perla del Atlántico” que yo musicalicé
en ritmo de Vals, que luego Nora Abrego una criolla y cantora de allí la grabara, hizo un video y fue declarado
de interés cultural. Yo tuve la dicha de presentarlo en La casa del Folklore con mis músicos, con la presencia
del “Vasco” donde el me presenta y cuenta cómo nació la canción, hoy se puede comprobar esto que
cuento, entrando por Internet. Esto demuestra que hasta sus últimos días fuimos amigos, a pesar de la diferencia
de edad, lo que él me enseñó y lo que yo viví hace 35 años, hoy aparece en mi canto.
-¿Qué posibilidades te brindó el canto siendo tan joven?
-Ser cantor de Waldo Belloso, cantor de Juan Carlos Copes, un paso por Cosquín, distintos festivales, peñas,
teatros. Compartir escenarios con los grandes artistas, tanto del folklore, como del tango, esto lo resumo en
10 años sin parar, viviendo de la música, aprendiendo y disfrutando del oficio elegido.
-Oficio difícil…
-En toda esta vorágine de pensar en el tiempo transcurrido, padecí la dictadura mientras intentaba seguir una
carrera artística que a raíz de esa etapa y de otras cosas que sucedieron con nuestra identidad, iba mermando
las posibilidades de trabajo para quienes no habíamos logrado ser “famosos” o reconocidos por grabaciones
por ejemplo… Eso me alejó de los escenarios, me llevó a transitar otros oficios para sobrevivir: vendedor,
taxista, pero siempre con mi guitarra en mano. A ese vacío artístico lo comencé a llenar con poesía.
-¿Qué edad tenías en ese momento?
-Ya andaba por los 30 años y recién allí con mi amigo Carlos Vilanova, músico que me acompaña hasta estos
días comenzamos la tarea de composición. Yo, descubriendo un mundo que no sabía que podía transitar, si
bien siempre me gustó leer. Claro que las vivencias me fueron formando, aunque no creía estar capacitado
para escribir, pero ya había decidido que necesitaba tener una propuesta personal. Como cantor yo había
andado por el folklore, por el tango, pero no tenía algo que identificara quien soy… que canto… que pienso.
Y esa fue la tarea que nos impusimos, basados en referentes como, Atahualpa Yupanqui, Armando Tejada
Gómez, Jaime Dávalos, “Cuchi” Leguizamón y tantos que marcaron mi generación.
-¿Cómo comienza la dupla autoral Vilanova-Pais?
-Lo conocí a Carlos Vilanova, siendo yo cantor y el bailarín de Waldo Belloso y también del Argentina Folk
Ballet que dirigía Raúl Dinzelbacher, hermano de Rodolfo Dinzel, conocido después como “Los Dinzel”. Yo
había sido convocado por Waldo con quien participé de varias giras por festivales, el espectáculo se llamaba
“Música América” y como cantante del grupo viajé por todo el país. Una experiencia fabulosa para mi .Hicimos
una temporada teatral con un espectáculo para turismo en Teatro Estrellas que pertenecía al complejo de
Crónica, con una orquesta dirigida por Waldo Belloso. También
canté en el viejo Canal 7 con una orquesta de treinta músicos e
hicimos dúo con Jovita Díaz. Dos años inolvidables. Cuando
Waldo se retira para hacer su gran éxito de aquellos días
Margarito Tereré con su esposa Zulema Alcayaga, yo seguí como
cantor del ballet.
-¿Con quién seguiste?
-Con Juan Carlos Copes y con el Argentina Folk Ballet seguí
haciendo espectáculos integrales, durante un año donde participamos
en el Festival de La Paz Entre Ríos, compartiendo el escenario
con Luis Landriscina, Mariano Mores y Antonio Tarrago Ros.
Recuerdo que viajé con Antonio después del Festival a Buenos
Aires, hicimos giras por Brasil y terminada esa etapa, nos reunimos
con Vilanova. Él ya se había recibido de Profesor de la Escuela Nacional de Danzas y tocaba la guitarra,
el charango, la quena y Sikus, el me propone hacer algo con su música y mi canto.
-Había sido importante el camino recorrido…
-Sí, y era mucho lo aprendido pero me faltaba una propuesta personal. Allí comenzamos a pergeñar un repertorio
que me acerca Vilanova, con canciones de Armando Tejada Gómez, de Hamlet Lima Quintana, de Jaime
Dávalos, cambiando mi estilo y llevándome aun terreno poético y musical que si bien era nuevo para mí, me
movilizaba sentimientos- Así entre muchos encuentros y ensayos nació un nuevo cantor acompañado por
la guitarra y los arreglos de Carlos Vilanova, en percusión Eduardo Oliva y un joven guitarrista “Chelo” Gómez.
Casi sin darnos cuenta comenzamos a componer los primeros temas, con mucho pudor yo escribí mis primeros
letras, corregidos por Vilanova que siempre tuvo una visión de calidad musical y poética que me fue
inculcando y que yo fui descubriendo, entre correcciones y auto crítica fuimos gestando una dupla de coincidencias,
de sensibilidad . Con el tiempo nos sorprendimos gratamente de lo que habíamos concretado. Hoy
a 25 años de amistad nacieron las canciones como nuestros hijos, algunas obras tienen la edad de ellos, y
somos compadres, pero por sobre todas las cosas nos respetamos mutuamente y sabemos que nada fue
improvisado, si bien tenemos muchos temas juntos, fueron creciendo igual que los hijos, por eso las valoramos
tanto, algunas ya tiene vuelo propio y otras aun están en el nido.
-Un cuarto de siglo es mucho tiempo
-Han pasado rápido, hasta diría que han sido un postgrado, con seminarios donde he participado para enriquecerme,
digo metafóricamente “seminarios artísticos”. Encuentros con poetas, con músicos que con el tiempo
hoy son amigos, de ellos aprendí: Jorge Viñas, Rafael Amor, Miguel Ángel Reyes, Mateo Villalba, Eduardo
“Negrin” Andrade, son los que nombro pero hay muchos más que terminaron siendo amigos de mi familia, y
otros que día a día se fueron sumando.
-Hace un par de años que estás dedicado a cantar.
-Sí y con una obra de canciones que me dan la seguridad de haber encontrado el verdadero punto en la
madurez como persona y como artista, en el 2011 me dediqué a concretar un disco que me permita mostrar
todo lo vivido y aprendido, creo haberlo logrado en “De buena madera”, como se llama el disco.
-¿Quiénes te acompañan?
-Me acompañan Adriana Lúbiz, Pablo Budini, Chelo Gómez, Carlos Vilanova y Mario Mazzeo, todos excelentes
músicos, con el prólogo de Rafael Amor. Allí está reflejada mi propuesta, mi sentir, mi reflexión ante la vida
y acompañado por excelentes músicos he alcanzado el objetivo anhelado: Ser el que quería ser cuando a los
10 maños canté la primera canción. Por eso considero que este es mi primer disco, que nunca se llega a nada,
siempre hay que estar trabajando por algo mejor, y sin querer o queriendo empiezo a recoger algo de lo sembrado,
algún reconocimiento por supuesto el más importante el del público, el de mis pares y el de mi familia.
Una hermosa familia, que ha sido mi sostén y muchos amigos que me ha dado este género folklórico. A
pesar de que todos los días hay que andar explicando porque hacemos esto que hacemos, que a veces ni
los hijos de esta tierra entienden, yo seguiré diciendo que soy un cantor popular, que ama y respeta a sus
ancestros, a nuestros paisanos los indios, a nuestras raíces profundas. Este año 2012 ha sido un buen año
por actuaciones, encuentros, “Cóndor de Fuego “el premio que recibí en la ciudad de La Plata. Con muchas
ganas de seguir soñando y de estar cerca de los jóvenes, a quienes uno puede trasmitir su experiencia para
que ellos sigan con la antorcha de nuestra identidad y si alguna canción queda en el corazón de la gente, me
doy por satisfecho.
-Tenés varias canciones compartidas con otros intérpretes
-Sí, en los últimos años comencé a compartir mis letras con músicos y amigos admirados, como Jorge Viñas,
“Chelo” Gómez, Carlos Bergesio, Shalo Leguizamón. Raúl Canteros, Mateo Villalba y musicalicé una obra de
Rafael Amor. Varios intérpretes han grabado nuestras canciones que le dan sentido a la composición, Jorge
Víctor Andrada, Graciela Alfonso, Jorge Gordillo, Toño Rearte, Sur Adentro, Hernán Bolleta. Otros se acercan
en busca de lo inédito, y ese es el desafío, que los intérpretes se animen a tener una propuesta personal, las
imitaciones favorecen a los originales. A los jóvenes les digo que hay que ir más detrás de la identidad que
del éxito y no intentar ser cantautor antes de tiempo.
-¿Y las grabaciones?
-En 1984 grabo mi primer disco, en realidad casete, con producción de Tito Segura. Con quien anduve en las
peñas y aprendí mucho a su lado. Eran mis inicios en la composición y me ayudó con el repertorio. En ese
trabajo incluí una Zamba que dediqué a mi Tres Arroyos. En 1987 en mi segundo disco ahí aparece la propuesta
que comenzábamos con Carlos Vilanova, allí grabo “El mundo prometido a Juanito Laguna” de
Armando Tejada Gómez, “Si un quieren de mí “de Cacho Ritro y algunas de las primeras canciones que hicimos
con Vilanova. En 1995 grabo “Con el mismo equipaje” en ese disco compacto participa Jorge Viñas que
musicalizó la letra que daba título al disco, me acompañan músicos como Miguel Ángel Reyes y Quique
Ponce. En el 1998 por recomendación del “Vasco” Giménez participé en la creación de un nuevo sello discográfico,
donde me invitan a realizar un nuevo disco, este sería el primero que empieza circular en las disquerías
“Mis Pareceres” .Allí incluyo nuevas canciones, y participa especialmente Rafael Amor en arreglos,
Jorge Mlikota, Néstor Acuña, Silvana Albano, Rodolfo Sánchez, Miguel Ángel Reyes y en varios temas Carlos
Vilanova. Este disco tiene la particularidad de marcar el final de un apellido.
-Páez desaparece…
-Sí. Páez era el que yo utilicé desde mis inicios y con el que la mayoría de la gente del medio folklórico me
conoce. Tal es así que muchos me siguen llamando de esa manera, es muy largo explicar la historia de mi
apellido, pero la sintetizo, la familia de mi padre era Páez, cuando lo inscriben el Registro civil le ponen País,
y eso nunca fue modificado y los hijos llevamos ese apellido. El Páez lo usé como “seudónimo” porque en
Tres Arroyos, mi viejo era conocido por Páez. En el 2000, cuando termino mi ciclo radial, decido volver al
ruedo de la música, como una etapa en la cual ya estaba sólida mi propuesta como autor, pero necesité hacer
un cambio y desde ahí empezar de cero. Entonces utilizo mi propio apellido País, le pongo el acento porque
País representa el amor que tengo por mi tierra, (no es algo vanidoso o creerme que yo soy un País) en todo
caso soy un “Paisano”.
-Y editaste un libro
-Sí, en el 2007 aparece un nuevo disco “Vivencias del camino” que en realidad incluye 12 canciones del disco
anterior y le sumo 4 nuevas también con la participación de Rafael Amor y junto con el disco edito un libro con
el mismo título. Tenía necesidad de contar esta pequeña historia de un cantor desconocido para el gran público,
en el libro lo digo,” es la historia de muchos artistas que llevan en sus alforjas vivencias muy parecidas a
los que logran el “éxito” y somos muchos los que hemos participado de grandes escenarios, en teatros, viajes
al exterior, logrando algún reconocimiento fuera del circuito “comercial” pero con solidas trayectorias. Esto
es lo que yo considero la diferencia entre un profesional y un aficionado, una trayectoria demostrable, con
documentos que así lo avalan, porque el famoso “curriculum” que cualquiera puede exhibir, debe estar certificado
y avalado”. Por eso sentí que un Libro podía explicar mejor esto. Así lo intenté: cuento mis vivencias,
hago un homenaje a mi ciudad natal relatando su historia a través de una profesora que participa con esos
datos. Allí están mis canciones, varios temas que escribí en décimas. Estos dos trabajos fueron declarados
de interés cultural por la Municipalidad de Tres Arroyos y el disco anda por alguna disquería, claro que en
esta historia de grabaciones, todas han sido trabajos independientes. Desde hace años los artistas generamos
nuestras propias grabaciones, hacemos el arte, lo editamos y lo llevamos en nuestras presentaciones.
La diferencia entre un trabajo amateur y un profesional, está en cómo se graba, quien lo graba. Para mí hay
miles de discos independientes que deberían ser editados por sellos discográficos y reconocidos, pero no hay
muchos sellos nacionales y a los multinacionales no les interesa.
-Contanos de tu oficio de difusor.
-¡Ah! fue una tarea fue muy grata la de poder sumar otro de mis amores:” La Radio”. Ella es parte de mi
vida. Ya conté lo vivido junto al Vasco Giménez, en esa época yo vivía en la radio, tal es así que cuando
decido venir a probar suerte a la Capital, justo el operador de LU 6 Carlos César Marchione, quien se venía
a trabajar a Radio Excélsior y Canal 9. Entonces mi padre le pidió si podía darme una mano y con él radicado
en Buenos Aires, seguí ligado a la radio.. Allá por 1994 hice mi primer programa “Nuestra Raíz”, y desde
el año 1996 al 2000 fui director de una FM en Parque Avellaneda. Entonces me dediqué de lleno a esa tarea,
dejando un poco de lado mi vocación. Allí hice lo que el corazón me dictaba: música popular, la difusión a las
actividades barriales, festivales solidarios, convoqué a todos los profesionales que merecían un espacio,
Rubén Horacio Bayón, Horacio Agnese, José Palomino Cortez. Durante 3 años fuimos reconocidos por toda
la zona Oeste. El Parque Avellaneda me declaró “Actor cultural” y durante esa etapa me negué a la difusión
de mi obra. No permitía que se pasara mi música… eso me alejó de mi tarea de cantor y autor, pero me enriqueció
como persona. Allí nació mi amistad con Gloriana Tejada, la hija Armando Tejada Gómez. Cuando se
funda el Centro cultural Tejada Gómez le ofrezco un programa para difundir la obra de Armando, es maravilloso
lo que se puede lograr con un medio de difusión, siempre que tenga un color de identidad, un respeto
por el oyente y un perfil definido. Hasta que venden la radio y nos quedamos en la calle
-¿Volverías a ser director de una radio?
-No sé si alguna vez volveré a dirigir una radio, nadie busca un director con conocimientos, buscan un “servil
“a sus intereses. Pero amo la Radio, todo el día la escucho y me duermo con ella… Pero Dios sabe porque
hace las cosas y después del 2001, otra etapa oscura de nuestra historia, seguí haciendo radio, desde
donde intenté hacer un Movimiento llamado “Nuestras Voces” de músicos independientes o “marginales”
como creo ser yo. Fue bueno el intento pero la situación de esos días no ayudó para avanzar… entonces
seguí cantando y tratando de aportar mis conocimientos sumándome a todo movimiento popular, buscando
encontrar los espacios necesarios donde pueda expresar todo lo vivido.