Héctor Esteban País, de buena madera

mayo 26, 2020
«De buena madera» es uno de esos trabajos musicales que llegan a estremecer por su ondura, por la profundidad con que han sido gestados, por ser un disco que, por honesto, merece el silencio de quien lo escucha.
Y no se trata de adjetivar livianamente.
Quienes conocemos a Héctor Esteban País sabemos de la forma que tiene de encarar cada cosa que realiza.
Supo acunar diversos oficios por esto del ninguneo que la cultura oficial tiene, desde siempre, por los nuevos referentes.
En diversas épocas y cuando había que «pagar la olla», fue laburante de lo que apareciera.
Pero hace algunos meses, y después de haber editado algunos trabajos con el seudónimo de Héctor Esteban Paez, decidió ir a fondo en la concepción del folclore de raíz, tomando a referentes como Arsenio Aguirre, Armando Tejada Gómez, Hamlet Lima Quintana y más de sus sentidas composiciones.
En varias oportunidades analicé, a mi modesto entender, la situación actual del folclore y escuchando este trabajo siento que no todo está perdido.
Intérpretes como Mónica Abraham, Laura Albarracín, Pocho Sosa, María de los Ángeles Ledesma, Rosa Incaica Trío, Georgina Hassan, por citar a algunos, renuevan, como lo hace Héctor, el rumbo iniciado por muchos próceres de la música y la poética popular.
Y si no fuera así, por esta necesidad de revisar y reafirmar los rumbos, no sería un éxito conmovedor de público, la muestra Mercedes Sosa, Traigo un pueblo en mi voz, en la Casa Nacional del Bicentenario.
Es que hay una inquietud constante que sirve como motor para un público sediento de trabajos e interpretaciones serias, profundas, comprometidas y originales.
Un público que no necesita de imitadores o imitadoras baratas de artistas entrañables en los escenarios, mucho menos de representantes del folclore menemista que aun hoy, con todos los cambios producidos en la sociedad, permanecen en lugares de privilegio y son convocados para mega eventos como si nada hubiera sucedido.
Pero volviendo al trabajo de Héctor, podemos decir que la dignidad lo habita, porque está bien cantado o, como escribe en el disco el querible Rafael Amor, «Héctor Esteban País es uno de esos cantores que cuando se lo escucha uno dice: así se canta, porque tiene un País en la garganta».
El trabajo comienza con una milonga con letra de País y música de Carlos Vilanova. Una especie de declaración de principios. Un buen comienzo en donde se relata los andares de un cantor y se deja constancia desde dónde se habla.
«El diablo que sigue suelto, el pobre vive a los sustos, hombre que quiere ser justo, suele perder por honesto».
Una especie de adn que introduce al oyente, con absoluta sinceridad, a un trabajo sin fisuras, original y sin alardes de ningún tipo.
También podemos encontrar  una bellísima versión de la huella de Lima Quintana y Negrín Andrade, «La cuatrereada», uno de los puntos más altos del disco, junto a la versión que Héctor hace del poema escrito y musicalizado por Arsenio Aguirre, «Como regresa el día». En este último, el cantor deja entrever una emoción que casi le quiebra la voz por la potencia del mensaje y por la hondura de la interpretación. Y es que cuando se interpreta hay que lograr esa conjunción melodiosa, ese sentimiento que el que escribe quiso dibujar en un papel y llevarlo a la música.
Y aquí se logra.
Y vuelvo a la actitud del silencio al escuchar este disco porque no es música para escuchar de fondo. Impone el silencio, porque el que canta, dice.
En «Nuestro triunfo», de País y Vilanova, hace una encendida defensa del revisionismo histórico y hasta homenajea a Scalabrini, Jauretche y Norberto Galasso!
«De buena madera» contiene 16 temas en donde uno accede a los variados ritmos que nos ofrece nuestra música popular, en sus diferentes regiomes: milonga, zamba, canción, huella, triunfo, tonada, gato, chacarera, huayno.
Excelentemente bien grabado, el disco es casi acústico con toda la intención de que así lo sea. Una suerte de sentido austero de regreso a las fuentes.
Los músicos que acompañan a País son Carlos Vilanova en guitarra, sikus, quena, Chelo Gómez en guitarra, Pablo Budini en guitarra, Mario Mazzeo en guitarra y bajo, Adriana Lúbiz en charango.
Otro de los elogiables momentos es la «Tonada del árbol», con letra de País y música de Jorge Viñas, nada menos, pero no se queda atrás la interpretación de «Tonada del angelito» de Tejada Gómez y el mismo Viñas.
En la chacarera «Los duendes del ayer» de País y Vilanova, el cantor nos perfila ese trayecto común a muchos otros, el de la llegada a Buenos Aires, Capital, desde algún pueblo o ciudad del mal llamado «interior», y es un sentido homenaje a la herencia emocional que muchos de ellos sienten por haber amanecido al canto en las peñas de aquellos días, oyendo, por ejemplo, al chaqueño Zito Segovia, a quien se nombra.
El disco termina con una yapa, el huayno «Seguimos volando», de la dupla País y Vilanova, muy pegadizo y con un contundente mensaje de esperanza «pueden mirarnos de arriba con ojos indiferentes», «cuando se creen que nos fuimos, aparecemos cantando»; otro relato del destino de barro que rompe el silencio y que resiste. Un tema que, según el propio Héctor, tiene mucha química con el público que lo acompaña.
Rafael Amor escribe en este trabajo: «retrata a los seres comunes, sus vidas chiquititas que sin embargo son la sal fundamental con que se sazona lo cotidiano. El amor sencillito de los que sin especulaciones, entre una caricia y un te quiero, construyen una historia de luz desde la piel a los latidos»
En tiempos difíciles para los que no están en el tren de la alegría, pero que sin embargo, apoyan muchos cambios logrados desde 2003 a esta parte, Héctor Esteban País propone una revisión de los valores y una reafirmación de las raíces más comprometidas de nuestra música.
Señala desde dónde canta y escribe, algo fundamental en tiempos en donde muchos se cuelgan de tetas ajenas.
Y busca con su mensaje hacerse un lugar para decir lo suyo, algo tan simple y necesario para todo ser humano, más aun, para el artista popular, porque su pueblo lo necesita.
Ojalá logre lo que sueña, ha logrado muchas cosas con esa voluntad. Pasta no le falta, talento tampoco.
Y es, fundamental, un laburante de buena madera.
Néstor Alejandro Tenaglia

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